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Construir un círculo de conexión (por Jenni Lord, fundadora de Chosen)

17 Abr 2025 | Por Amber Knowles 
Categoría: Familias de acogida y adoptivas, Trauma-Informed

"Esto no se parece a lo que yo pensaba".

Oigo esta afirmación todo el tiempo. Quizá usted también. O quizá la hayas pensado tú mismo.

Muchas familias de acogida y adoptivas descubren que sus experiencias difieren drásticamente de sus expectativas. A veces, ni siquiera somos conscientes de la imagen que imaginábamos hasta que no coincide con la realidad. Quizá no fuera un cuento de hadas de Disney, pero desde luego no esperábamos una pesadilla.

Y, sin embargo, la desilusión a menudo conduce a la desesperación y la desesperanza. 

Si hoy te encuentras en esta situación o conoces a alguien que se sienta así, debes saber que no estás solo. La desilusión puede provocar sentimientos de querer abandonar.  

Te veo. 

Pero hay esperanza. 

Y estoy aquí para ofrecer algunas herramientas que ayuden a superar los retos derivados del trauma y la desilusión.

La palabra "trauma" se utiliza mucho. Definámosla para que todos partamos de la misma lente. La raíz de la palabra trauma es "herida". 

Para los niños afectados por el maltrato y el abandono, las heridas son profundas y muchas de ellas invisibles. 

La forma en que se manifiestan es muy a menudo a través de comportamientos. 

Es fundamental recordar que los niños que han sido heridos en una relación sólo sanan en el contexto de una relación. 

Como comunidad, tenemos el privilegio de ser arquitectos relacionales, tendiendo puentes de conexión con las personas confiadas a nuestro cuidado.

El poder de la conexión

La ciencia afirma que el apego seguro a un cuidador afectuoso es primordial para los niños con antecedentes traumáticos. El apego comienza con la construcción de una conexión saludable. 

Conexión = los lazos que nos unen. 

Defino la conexión relacional saludable como ser visto, escuchado, valorado y conocido

En un mundo saturado de redes sociales y conectividad digital, a menudo se pierde la esencia de la conexión verdadera y auténtica. Sin embargo, es precisamente esta conexión -ser visto, escuchado, valorado y conocido- la clave para desbloquear el potencial de curación.

Los cuatro pilares de la conexión

  • Ser visto comienza con el contacto visual. Para los niños que cargan con la vergüenza, a veces es muy difícil establecer contacto visual. Póngase a la altura de los ojos de su hijo. Pídale que le deje ver esos preciosos azules, marrones, avellanas... o cualquier color que les haga únicos. Como cuidadores, también debemos mirar más allá de los comportamientos superficiales y convertirnos en detectives para ver realmente al niño que tenemos delante. Siempre hay un significado detrás del comportamiento.
  • Ser escuchado va más allá de oír la voz de un niño; requiere escuchar con atención lo que se dice y lo que no se dice. A menudo, sus voces han sido silenciadas o ignoradas. Escucharles de verdad significa procesar lo que intentan comunicar, incluso cuando sus palabras son difíciles o poco claras. Recuerde que más del 80% de la comunicación es no verbal. Debemos escuchar con nuestra atención, no sólo con nuestros oídos. 
  • Ser valorados: Guardamos un espacio especial en nuestros corazones para las personas que valoramos. Cuando los niños se sienten valorados, entienden que su existencia importa profundamente. Sus pensamientos, ideas y preocupaciones -su corazón- son importantes. Valorar a un niño significa reconocer su valor inherente y tratarlo con respeto y dignidad. Los niños traumatizados suelen tener un sentimiento de autoestima destrozado. Tenemos que ofrecerles afirmaciones repetidamente para deconstruir narrativas interiorizadas como: "No puedo depender de nadie" o "Debo ser perfecto para ser aceptado".
  • Ser conocido: Cuando vemos, oímos y valoramos a alguien, empezamos a conocerlo de verdad. Este conocimiento nos permite responder a sus necesidades con comprensión y fomenta un sentimiento de pertenencia. En el fondo, todos deseamos profundamente que nos conozcan y pertenecer a algo. Sin embargo, muchos niños de lugares difíciles han recibido repetidos mensajes de rechazo. Pequeños actos, como reconocer su merienda favorita o recordar un miedo, demuestran que les conocemos, reforzando la conexión y la confianza.

Una historia de conexión

Cuando Shelly y Jim Blake, padres experimentados, decidieron acoger a Jake y Tommy, de 4 y 6 años, tenían mucho amor en el corazón para dar, y estaban entusiasmados por establecer una conexión con los pequeños. Sin embargo, la realidad del trauma de los niños distaba mucho de lo que imaginaban. 

Los chicos habían estado expuestos a la violencia doméstica y mostraban una gran agresividad física. Shelly se sentía abrumada y poco preparada, sobre todo cuando los chicos actuaban contra ella.

La pareja se sentía desconcertada cuando los chicos ansiaban volver a su horrible entorno anterior. A los Blake también les preocupaba el impacto que esta agresión tendría en sus hijos biológicos adolescentes y se sentían avergonzados por querer dejarlo.

El drama a la hora de dormir era lo peor, y los Blake se empeñaron en comprender de dónde procedían los desconcertantes comportamientos que estaban presenciando. Descubrieron que, en su casa anterior, los niños a menudo no tenían cama ni siquiera colchón, pero siempre habían dormido en la misma habitación. Estar cerca el uno del otro les reconfortaba cuando el resto del día había sido extremadamente inestable y caótico. 

Una vez que los Blake comprendieron el significado del comportamiento de los niños, acudieron a su asistente social para discutir la concesión de una asignación para una habitación compartida. Una vez concedido este cambio, la hora de acostarse seguía estando lejos de ser perfecta, ya que ahora los niños se mantenían despiertos el uno al otro hablando y riéndose. Pero el mero hecho de estar juntos les proporcionaba la paz que les faltaba. Este ajuste redujo los conflictos y renovó la esperanza. 

Los Blake hicieron muchas cosas buenas de las que podemos aprender en esta difícil situación. Se dieron cuenta de que la rutina original para irse a dormir no funcionaba para nadie. Hicieron preguntas a los niños y les escucharon contar historias sobre cómo era antes su hora de acostarse. Valoraron la opinión de los niños y abogaron por satisfacer sus necesidades subyacentes.

Herramientas para crear vínculos

Estas son algunas herramientas prácticas que puede utilizar para ayudar a calmar los comportamientos desafiantes y establecer una conexión:

  • Examine sus expectativas: Identifique cualquier norma o regla suya que pueda estar fuera del alcance de su hijo. Las rutinas habituales a la hora de acostarse son solo un ejemplo. 
  • Cultive la curiosidad: Intente comprender las razones subyacentes del comportamiento de su hijo. Reconozca que el comportamiento es a menudo una estrategia para hacer frente a emociones difíciles y no algo que le estén haciendo "a usted". En el caso de los niños de la historia que he contado, el miedo subyacente a la hora de acostarse era profundo.
  • Actúa: Habla con tu asistente social, un terapeuta u otros profesionales que puedan proporcionarte apoyo y orientación.

El efecto dominó de la conexión

La conexión tiene el poder de sanar los lugares rotos de nuestras historias, no sólo las de los niños a nuestro cuidado, sino también las nuestras. En lugar de evitar los lugares sensibles, utilicemos los lazos conectivos para cerrar viejas heridas. 

Ser visto, escuchado, valorado y conocido es una vía para crear relaciones significativas. Cuando practicamos intencionadamente estos conceptos, invitamos a la conexión y creamos confianza, fomentando la sensación de seguridad. 

Sentir seguridad es fundamental para los niños que han sufrido traumas. No basta con estar en un hogar seguro: deben sentirse seguros en lo más profundo de su ser. Sentirse seguro es fundamental para formar esos lazos que unen y, en última instancia, fortalecen el apego para ayudar a los niños a sanar. 

Como red de colaboración de padres, cuidadores, organismos e iglesias, tenemos el poder de crear un cambio real en la vida de los niños. Empezando por dar prioridad a la conexión para ayudarles a reparar el daño, crecer y florecer.

Este artículo fue escrito por nuestra amiga Jenni Lord. Es defensora, conferenciante y fundadora de Chosen, unaorganización que ofrece a los cuidadores el entrenamiento y la formación que necesitan para ayudar a los niños a superar los traumas. Obtenga más información sobre Chosen en su sitio web o conéctese con Jenni en LinkedIn.